La Pasita, la cantina más famosa de Puebla

Tal vez la cantina más antigua de Puebla sea Salón Correo, fundada en 1901 y adquirida en 1947 por don Joaquín Rodríguez, aunque seguramente la más famosa es La Pasita, que fue ganando reconocimiento con su bebida del mismo nombre hasta convertirse en lo que es hoy, una referencia turística por excelencia.

Frente a la Plazuela de los Sapos hay una casona que hace muchos años vendía abarrotes. El fundador de La Pasita, fue Emilio Contreras Aycardo, un militar que participó en la guerra contra los estadounidenses en Veracruz en 1914. Dos años después llegó a Puebla  y caminando por sus calles tomó un descanso en la Plazuela de los Sapos. En ese momento vio el letrero en el que se anunciaba que se traspasaba la tienda El Gallo de Oro y decidió comprarla.

En el día a día del negocio, Emilio incursionó en la preparación de licores de frutas secas, producto que pedían mucho los parroquianos a tal punto que se dejó de vender huevo, azúcar y harina y se dedicó de lleno a la venta de copas.

La fama llegó por la variedad en las bebidas y porque podían servir a los clientes su bebida estrella “la pasita por cuadras«. Los clientes podían pedir una pasita para una, dos, tres o hasta cinco cuadras. Según cuentan, quienes la consumían podían mantenerse de pie dependiendo del número de cuadras que solicitaran.

La Pasita es una bebida que se sirve en un caballito. Es licor de uva pasa, que se acompaña con un pequeño cubo de queso panela y una pasa seca ensartados en un palillo de madera. La mezcla de lo dulce con lo salado y el alcohol crea un sutil sabor en la boca cuando se degusta a pequeños sorbos.

La tradicional «Pasita» tiene un costo de 35 pesos (actualizado 2022) y además se ofrecen otras variedades de copas:

La Pasita cuenta con un segundo local, ubicado a pocas calles del tradicional, en la 3 Sur 504-B. En ambos establecimientos se permite la entrada de menores de edad ya que se trata de ambiente familiar donde la mayoría de los visitantes hacen una parada para conocer la cantina, disfrutan de una pasita y continúan su recorrido.

Uno de los encantos de visitar esta cantina es la sensación de viajar en el tiempo ya que conserva parte de la estantería original, un mostrador de madera con una encimera de granito y vitrinas repletas de objetos de colección que inició el fundador Emilio Contreras, que siguieron sus hijos y ahora sus nietos.

Se pueden encontrar fotos, soldados en miniatura, varios artículos militares y de plomo, billetes y algunos souvenirs de otros países; así como el Museo de lo Increíble, en el que se conserva una calavera de Pancho Villa, los lentes redondos de Ignacio Zaragoza, una herradura del caballo de Troy y hasta el pincel con el que pintaron el mar rojo.

Retablo

Existe una dinámica que consiste en beber 100 pasitas en un lapso de dos horas. Para quien lo logre, el costo de las bebidas corre por cuenta de la casa y además, en ese momento le premian con 50 mil pesos «más el gasto de los funerales», se añade con humor.

En 100 años únicamente una persona ganó el desafío. En el año 1948 llegó a La Pasita un señor al que se le conocía como «El Peterete« y aceptó el reto de tomar las cien copas de pasita. Supuestamente, el señor Peterete está enterrado en la cantina, cumpliéndose su último deseo antes de morir (después de haberse tomado las 100 pasitas). En 1984 un español de 27 años, conocido como «El gran Juan» logró ingerir 93 pasitas.


Autor entrada: CorazóndePuebla